25/12/13

Chapter 2: DO WE BEGIN?








POV'S CHRIS

El Porsche Panamera Negro aparcó delante del establecimiento. Chris se quitó las gafas de sol y miró por la ventanilla. Jugueteó con la foto que tenía entre sus dedos. Volvió a mirar a la chica que había en ella. Preciosa. Chris se acomodó en el asiento de su coche. Una corta camisa roja, unas gafas Ray Ban y unos shorts en un tono azul vaquero, o un azul glauco, no supo bien. Con diseños de estampados florales. Unos tacones de plataforma y el pelo largo suelto.
Sonrió, era lo suficiente explosiva para que los hombres se tuvieran que girar para volver a verla. Algo distrajo su atención. Eran las siete y media de la mañana, y alguien abría el establecimiento.

La vio de espaldas, metiendo la llave en el cerrojo del candado. Llevaba un jersey de media manga de color ocre encima de una pequeña camisa grisácea, y unos ajustados shorts cortos que dejaban a la vista unas buenas piernas. De nuevo los provocativos tacones de plataforma. Entró y dejó la puerta abierta, aguantada por una especie de chisme blanco pequeño.

- Bueno, vamos a ver qué aplicada es en su trabajo.– Chris intentó asomarse, vio a Irina terminando unos arreglos en la oficina principal. Se relamió al verla agachada. Hermoso culo. Alguien entró por la puerta.

- Buenos días, preciosa.

Ella se giró y se levantó, analizando quien era. Sonrió.

- Hola, Alex. – observó que llevaba algo en las manos - ¿Y eso? – alzó una ceja.

- Es para ti. – le alcanzó un ramo de flores enorme.

- No hace falta que me regales nada… - dijo ella fingiendo una sonrisa.

Chris no dejó de observarlos. Sacó un par de fotos con la cámara que le había prestado Conrad.

- Así que es cierto que estas con ese criminal, muñeca… - sonrió – la sorpresa que te vas a llevar cuando te diga que es un coleccionador de mujeres muertas.

Se volvió a acomodar en el asiento y siguió observándolos.

- Espero que hoy aceptes la cena… - dijo Alexander acercándose a ella. La intentó besar, pero Irina lo rechazó.

- Alex, solo eres un cliente más. Entiende que no me gustas.

Chris soltó una leve carcajada.

- Buena chica. Sigue rechazándolo. – sonrió. Una sonrisa limpia y blanca, que haría estremecer a cualquier mujer en solo verla. Cogió su Calibre del 38 y lo colocó en su cinturón, camuflado.

Alexander la miró apenado.

- ¿Qué es lo que no te gusta de mí? – dijo abriendo los brazos.

- A ver… - Irina puso los enormes ojos en blanco. – que sí, que eres muy atractivo y que tendrás a muchas mujeres detrás. Pero a mí, no-me-gustas.

Alex se le abalanzo sobre ella. 

Las alarmas de Chris se despertaron y se dispuso a salir del coche. Pero lo único que hizo Alex fue besarla. Irina lo forzó a dejarla.

- Piénsalo ¿vale? – se giró, dejándola perpleja.

Irina negó con la cabeza y se metió en la clínica masajista de nuevo.

- Bien… - Chris miró el reloj. Las ocho.

Observó que alguien entraba en el establecimiento. Se fijó en quien era. Otra chica, más o menos de la edad de Irina; rubia, con el pelo recogido. Iba con una falda ceñida negra, dejando ver unas bonitas piernas. Con una blusa blanca escotada, que daba bastante a la imaginación. Chris volvió a sonreír.

- Vaya con la secretaria, tampoco se queda atrás. – abrió la puerta del coche y salió, cerrando con el mando inalámbrico el precioso Porsche Panamera Negro.

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